Cada vez me interesan más los falsos prestigios. La mala literatura prestigiosa, los supuestos escritores o estudiosos de prestigio, los historiadores fallidos… No tengo interés ni por lo que escriben ni por ellos (también alguna hay), pero sí por la pericia con que engañan: esa metodología del artificio, esa obstinación en la mentira, ese empeño en el disimulo. No valen nada, pero se lo trabajan. ¡Ah, y el escenario ayuda! Siempre habrá expectantes boquiabiertos que rodeen a los trileros.

Las detenciones de 1861 de los jornaleros de Villafranca de los Barros, origen del movimiento obrero extremeño
El Hinojal, Revista de Estudios del MUVI, nº 24, junio de 2025, pp. 26