Una imagen fotográfica siempre está unida a su soporte. No es lo mismo la foto de alguien en un carné de identidad que esa misma imagen desplegada en un edificio de diez pisos; esa foto en un periódico o en miles de globos subiendo hacia los cielos.
Como buen fotógrafo, eso lo sabe bien Lolo Vasco. Como sabe la importancia que tuvo el primer reflejo de un humano en el agua para ser humano, esto es, la función de la imagen en el diseño de la identidad. Y no solo de la identidad individual, sino de la colectiva, de la de los pueblos.
Lolo ha ideado una iniciativa magnífica. Ha buscado, entre las miles de fotografías que ha hecho en su vida, aquellas dedicadas a su pueblo, Monesterio, y a sus gentes. Y qué mejor soporte -ha pensado- que las propias casas del pueblo -«si me ayudan unos amigos y amigas»- para exponer esas imágenes. El resultado es PAISANAJE. LA VIDA EN LOS TESTEROS: enormes fotografías diseminadas por Monesterio que hacen que, de aquí a septiembre, veamos a esos protagonistas -algunos ya fallecidos- de la vida cotidiana de una localidad extremeña colocados en las paredes de las casas.
Lolo lo ha hecho como un ejercicio de identidad colectiva, pero él, que está «hecho de pueblo», seguro que también se encuentra consigo mismo, con su propia identidad, al doblar ahora cualquier esquina de Monesterio.
¡Qué belleza!… de fotografías y de soportes. No me extraña que la gente le pida que no quite nunca ya esas fotos.